del libro El Caballero de la Armadura Oxidada, de Robert Fisher
-¡Quítate esa armadura para ver quién eres en realidad!
De mala gana, el caballero intentó quitarse el yelmo pero, ¡no se movió!.
Tiró con más fuerza.
Estaba muy enganchado.
Desesperado, intentó levantar la visera pero, por desgracia, también estaba atascada.
Aunque tiró de la visera una y otra vez, no consiguió nada.
El caballero caminó de arriba abajo con gran agitación.
¿Cómo podía haber sucedido esto?
Incapaz de encontrar ayuda en su propio reino, el caballero decidió buscar en otras tierras.
“En algún lugar debe de haber alguien que me pueda ayudar a quitarme esta armadura”
- Hay alguien que puede ayudaros, caballero, a sacar a la luz vuestro yo verdadero.
- ¿conoces a alguien que me pueda sacar de esta armadura? ¿Quien es?
- Tenéis que ver al mago Merlín, así lograréis ser libre al fin… -.
En los bosques el sabio mora.
- Pero esos bosques son tan grandes… dijo el caballero – ¿cómo lo encontraré ahí?
- aunque muy difícil ahora os parece.
Cuando el alumno está preparado, el maestro aparece.
No fue tarea fácil encontrar el astuto mago.
Había muchos bosques en los que buscar, pero sólo un Merlín.
Así que el pobre caballero cabalgó día tras día, noche tras noche, ..
Mientras cabalgaba en solitario a través de los bosques, el caballero se dio cuenta de que había muchas cosas que no sabía.
Siempre había pensado que era muy listo, pero no se sentía tan listo ahora, intentando sobrevivir en los bosques.
Aquella misma mañana encontró a Merlín.
El caballero reconoció al mago enseguida.
- Os he estado buscando – le dijo al mago – He estado perdido durante meses.
- Toda vuestra vida – le corrigió Merlín,
El caballero se enfureció… – No he venido hasta aquí para ser insultado.
- Quizá siempre os habéis tomado la verdad como un insulto – dijo Merlín,
- ¡Estáis tan asustado! – dijo Merlín – Por supuesto, por eso os pusisteis la armadura desde el principio.
¿Esperáis que acepte toda esta pesada armadura?.
- Ah – dijo Merlín – no nacisteis con esa armadura.
Os la pusisteis vos mismo.
¿Os habéis preguntado por qué?.
- ¿Y por qué no? – replicó el caballero, irritado. En ese momento, le estaba empezando a doler la cabeza.
No estaba acostumbrado a pensar de esa manera.
-¿Fuisteis en verdad el maestro del rey Arturo?
El rostro del mago se encendió… – Sí, yo le enseñé a Arturo – dijo.
-Pero ¿cómo podéis seguir vivo? ¡Arturo vivió hace mucho tiempo! – exclamó el caballero.
- Pasado, presente y futuro son uno cuando estás conectado a la Fuente – replicó Merlín.
- ¿Qué es la Fuente? – preguntó el caballero.
- Es el poder misterioso e invisible que es el origen de todo.
- No entiendo – dijo el caballero.
- Eso se debe a que intentáis comprender con la mente, pero vuestra mente es limitada.
- Tengo una mente muy buena – le discutió el caballero.
- E inteligente – añadió Merlín – Ella te atrapó en esa armadura.
El caballero no pudo refutar eso. Luego recordó algo que Merlín le había dicho nada más llegar.
- Una vez me dijisteis que me había puesto esta armadura porque tenía miedo.
- ¿No es eso verdad? – respondió Merlín.
- No, la llevaba para protegerme cuando iba a la batalla.
- Y temíais que os hirieran de gravedad o que os mataran – añadió Merlín.
- ¿Acaso no lo teme todo el mundo?
Merlín negó con la cabeza.
- ¿Y quién os dijo que teníais que ir a la batalla?
- Tenía que demostrar que era un caballero bueno, generoso y amoroso.
- Si realmente erais bueno, generoso y amoroso, ¿por qué teníais que demostrarlo? – preguntó Merlín.
De mala gana, el caballero intentó quitarse el yelmo pero, ¡no se movió!.
Tiró con más fuerza.
Estaba muy enganchado.
Desesperado, intentó levantar la visera pero, por desgracia, también estaba atascada.
Aunque tiró de la visera una y otra vez, no consiguió nada.
El caballero caminó de arriba abajo con gran agitación.
¿Cómo podía haber sucedido esto?
Incapaz de encontrar ayuda en su propio reino, el caballero decidió buscar en otras tierras.
“En algún lugar debe de haber alguien que me pueda ayudar a quitarme esta armadura”
- Hay alguien que puede ayudaros, caballero, a sacar a la luz vuestro yo verdadero.
- ¿conoces a alguien que me pueda sacar de esta armadura? ¿Quien es?
- Tenéis que ver al mago Merlín, así lograréis ser libre al fin… -.
En los bosques el sabio mora.
- Pero esos bosques son tan grandes… dijo el caballero – ¿cómo lo encontraré ahí?
- aunque muy difícil ahora os parece.
Cuando el alumno está preparado, el maestro aparece.
No fue tarea fácil encontrar el astuto mago.
Había muchos bosques en los que buscar, pero sólo un Merlín.
Así que el pobre caballero cabalgó día tras día, noche tras noche, ..
Mientras cabalgaba en solitario a través de los bosques, el caballero se dio cuenta de que había muchas cosas que no sabía.
Siempre había pensado que era muy listo, pero no se sentía tan listo ahora, intentando sobrevivir en los bosques.
Aquella misma mañana encontró a Merlín.
El caballero reconoció al mago enseguida.
- Os he estado buscando – le dijo al mago – He estado perdido durante meses.
- Toda vuestra vida – le corrigió Merlín,
El caballero se enfureció… – No he venido hasta aquí para ser insultado.
- Quizá siempre os habéis tomado la verdad como un insulto – dijo Merlín,
- ¡Estáis tan asustado! – dijo Merlín – Por supuesto, por eso os pusisteis la armadura desde el principio.
¿Esperáis que acepte toda esta pesada armadura?.
- Ah – dijo Merlín – no nacisteis con esa armadura.
Os la pusisteis vos mismo.
¿Os habéis preguntado por qué?.
- ¿Y por qué no? – replicó el caballero, irritado. En ese momento, le estaba empezando a doler la cabeza.
No estaba acostumbrado a pensar de esa manera.
-¿Fuisteis en verdad el maestro del rey Arturo?
El rostro del mago se encendió… – Sí, yo le enseñé a Arturo – dijo.
-Pero ¿cómo podéis seguir vivo? ¡Arturo vivió hace mucho tiempo! – exclamó el caballero.
- Pasado, presente y futuro son uno cuando estás conectado a la Fuente – replicó Merlín.
- ¿Qué es la Fuente? – preguntó el caballero.
- Es el poder misterioso e invisible que es el origen de todo.
- No entiendo – dijo el caballero.
- Eso se debe a que intentáis comprender con la mente, pero vuestra mente es limitada.
- Tengo una mente muy buena – le discutió el caballero.
- E inteligente – añadió Merlín – Ella te atrapó en esa armadura.
El caballero no pudo refutar eso. Luego recordó algo que Merlín le había dicho nada más llegar.
- Una vez me dijisteis que me había puesto esta armadura porque tenía miedo.
- ¿No es eso verdad? – respondió Merlín.
- No, la llevaba para protegerme cuando iba a la batalla.
- Y temíais que os hirieran de gravedad o que os mataran – añadió Merlín.
- ¿Acaso no lo teme todo el mundo?
Merlín negó con la cabeza.
- ¿Y quién os dijo que teníais que ir a la batalla?
- Tenía que demostrar que era un caballero bueno, generoso y amoroso.
- Si realmente erais bueno, generoso y amoroso, ¿por qué teníais que demostrarlo? – preguntó Merlín.
1 comentario:
Sencillamente espectacular. gracias linda por tus contínuas pinceladas de paz y profunda reflexión.
En mi armadura conviven, un caballero galante, una princesa con alas y un viejo dragón con hambre. Del caballero la espada, es su princesa radiante, pues el alma enamorada, vence a cualquier contrincante. A veces, tras la batalla, duerme el caballero andante, mientras el alma rescata, del dragón, alas de ángel...
Besos.
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