Lo sospecho
desde el principio, solo basto una milésima de segundo para entender y
comprender su morocha y larga cabellera deslizándose sin prisas ni tiempos por
las playitas hasta el punto de alcanzar y tener el coraje y la osadía de tocar
las puntas de los enredos de amo y esclavo de todas sus etapas revolucionaria.
esta historia continuará@Mané Castro Videla
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