
Y ese -no puedo- es la excusa para creer sentirnos tranquilos, nos mentimos, lo sabemos pero lo acallamos, lo tapamos con la excusa de -que no sabemos que hacer- y si aún así no serenamos nuestra conciencia nos decimos y decimos al otro -creo que no puedo- ...
Yo puedo. Yo quiero. Yo hago.
Siempre se está aprendiendo, asombrada uno comienza a entregar, a confiar en uno mismo, en Dios porque el descansa en mi alma, me da la esperanza y suelta mis alas y mi ser comienza a volar en libertad...
Mané
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