en la antiguedad
La religión griega ignoraba el concepto de pecado tal como lo concibe el cristianismo, lo que no es óbice para que la hibris parezca la principal falta en esta civilización. Se relaciona con el concepto de moira, que en griego significa ‘destino’, ‘parte’, ‘lote’ y ‘porción’ simultáneamente. El destino es el lote, la parte de felicidad o desgracia, de fortuna o desgracia, de vida o muerte, que corresponde a cada uno en función de su posición social y de su relación con los dioses y los hombres (véase en el artículo moira la división del mundo realizada por los tres grandes Crónidas, que determina el destino de cada uno). Ahora bien, la persona que comete hibris es culpable de querer más que la parte que le fue asignada en la división del destino. La desmesura designa el hecho de desear más que la justa medida que el destino nos asigna. El castigo a la hibris es la némesis, el castigo de los dioses que tiene como efecto devolver al individuo dentro de los límites que cruzó. Heródoto lo expresa claramente en un significativo pasaje:
Puedes observar cómo la divinidad fulmina con sus rayos a los seres que sobresalen demasiado, sin permitir que se jacten de su condición; en cambio, los pequeños no despiertan sus iras. Puedes observar también cómo siempre lanza sus dardos desde el cielo contra los mayores edificios y los árboles más altos, pues la divinidad tiende a abatir todo lo que descuella en demasía.[1
La concepción de la hibris como falta determina la moral griega como una moral de la mesura, la moderación y la sobriedad, obedeciendo al proverbio pan metron, que significa literalmente ‘la medida en todas las cosas’, o mejor aún ‘nunca demasiado’ o ‘siempre bastante’. El hombre debe seguir siendo consciente de su lugar en el universo, es decir, a la vez de su posición social en una sociedad jerarquizada y de su mortalidad ante los inmortales dioses.
La hibris es un tema común en la mitología, las tragedias griegas protagonistas que sufrían de hibris y terminaban por ello siendo castigados por los dioses.
En la Teogonía de Hesíodo, las distiny el pensamiento presocrático, cuyas historias incluían a menudo a tas razas de hombres (de bronce, de hierro, etcétera) que se suceden unas tras otras se condenaron por su hibris. En cierto modo, la falta de Agamenón en el primer libro de la Ilíada se relaciona con la hibris al desposeer a Aquiles de la parte del botín que debería corresponderle en justicia. Por su parte, Heráclito muestra la hibris como el señalamiento de una falta hacia el Nous o dios legal: «El sol no traspasará sus medidas, pues si no las Erinias, asistentes de la Dice, lo descubrirán.»[2] No obstante, Heráclito piensa que mientras haya discordia, se podrá fundir las partes en el Uno. Por lo tanto aquí la hibris es un fluir de opuestos, haciendo posible la vida.
Había también una diosa llamada Hibris (o Hybris), la personificación del anterior concepto: insolencia y falta de moderación e instinto. Hibris pasaba la mayor parte del tiempo entre los mortales. Según Higinio era hija de Érebo y la Noche[3] , atribuyéndole otros autores la maternidad de Coros, el daimon del desdén.
En el derecho griego, la hibris se refiere con mayor frecuencia a la violencia ebria de los poderosos hacia los débiles. En la poesía y la mitología, el término fue aplicado a aquellos individuos que se consideran iguales o superiores a los dioses. El hibris era a menudo el ‘trágico error’ o hamartia de los personajes de los dramas griegos.
Ejemplos de hibris
Personajes mitológicos griegos y romanos castigados por sus hibris:- Adán y Eva son tentados a ser como Dios y por ello expulsados del Jardín del Edén.
- La Torre de Babel fue erigida para llegar al cielo, pero Dios la destruyó.
Las consecuencias negativas modernas de las acciones provocadas por la hibris parecen estar asociadas a una falta de conocimiento, interés y estudio de la historia, combinada con un exceso de confianza y una carencia de humildad.
Hibris es a menudo aplicado como término peyorativo en política. Como la hibris está relacionada con el poder, suele ser usado por personas relacionadas con partidos políticos de la oposición contra aquellos que ostentan el poder.
El historiador británico Arnold J. Toynbee, en su voluminoso Estudio de la Historia, utiliza el concepto de hibris para explicar una posible causa del colapso de las civilizaciones, como variante activa de la némesis de la creatividad.
Se ha sugerido que la hibris es una de las tres cualidades de los programadores de éxito, según Larry Wall. Sería «la cualidad que te hace escribir (y mantener) programas sobre los que otra gente no querrá hablar mal». Las otras dos cualidades serían la pereza y la impaciencia.
Nadie está libre de que el veneno del hubris corra por su sangre!!!
A no perder-se de vista... Mané
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