Nuestra libertad no puede correr por cauces de locos caprichos o pasiones egoístas y humillantes.
Defendamos la libertad del abuso, del libertinaje, de lo pernicioso.
Ejerzamos y participemos entregados al bien, sin pretextos, sin miserias.
Sin limitaciones.
Solo sabiendo que es nuestro derecho de perfeccionarnos y de forjarnos nuestra felicidad desde el lugar que cada uno ocupa -por esas circunstancias que nos ubican y nos diferencian del resto, de lo demás-.
A abrazarse fuerte, muy fuerte a la vida con esfuerzo día tras días, al amor!
Mané
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