sábado, 4 de septiembre de 2010

Uyyyyyyyyyyy


Un campesino muy inculto, de edad avanzada, llegó a las puertas de un monasterio. Cuando le abren, se explica así:
Ámigos monjes, soy un hombre con mucha fe. Quiero recibir enseñanzas. Los monjes hablan entre sí, al margen del recién llegado. Al comprobar su incultura, piensan que no está capacitado para recibir enseñanzas y mucho menos métodos de autodesarrollo, pero como parece un hombre de fe, le dicen:
-Mira, buen hombre, te vas a hacer cargo de barrer todos los días el monasterio. Puedes quedarte aquí y tendrás sustentos y alojamiento.
Meses después, los monjes comienzan a ver que cada día el campesino se encuentra más tranquilo, con una semisonrisa siempre dibujada en sus labios y un brillo especial en los ojos. Exhala verdadero sosiego y se le ve muy contento y equilibrado. Tanto es así que los monjes, extrañados, le preguntan:
-Buen hombre, parece que en estos meses has sufrido una gran evolución espiritual. ¿Estás practicando algún método especial?
Y el hombre contesta:
-Hermanos, lo único que hago, con mucha atención, lucidez y amor, es barrer el monasterio. Pongo toda mi vigilancia y precisión en ello. También, al barrer la basura, pienso que estoy barriendo de mí los rencores, los engaños, la codicia y el odio. Y cada día soy más feliz.”



Relato de autor desconocido, citado en el libro “Terapia espiritual” de Ramiro Calle, Edit. Temas de Hoy

1 comentario:

Elizabeth dijo...

Bellísimo, otro ejemplo de la altura de tu vuelo. TQM.

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