domingo, 24 de junio de 2018

No vuelvo jamás



No todos somos iguales, ni tú ni yo.
Ni los amigos y menos esos falsos amigos
que se nos acercan para sacar ventaja.
Esos sujetos devastadores,
manipuladores que nos consumen y desgastan
en el más vil combate impiadoso
entre lo que creíamos y son, en realidad.
Sujetos depredadores que solo quieren
llegar a destrozarnos
creando una vida insoportable de mentiras,
esperas, traiciones, perdones...
y de todas esas mentiras que nos hacen llorar,
que duelen y nos destruyen.
La rabia y el resentimiento es más fuerte,
la falta de respeto...
la violencia extrema,,. el robo.
Esa sed insaciable de tener y quedarse con lo ajeno
para compensar lo que les falta
esa ineficiencia, esa incapacidad
de ser capaz e inseguridad
lo hace inventar, mentir y dañar,
sin moral  ni piedad hasta robar,
causar mal hasta la muerte.
La incapacidad de no tener
una conexión emocional con la mente.
Nada importa, solo ellos mismos.
sus excusas, sus miserias, sus te quieros
y su odio irracional.
Uno queda exhausta, aislada, insegura
con miedo, temblando...
Pasada de dolor y sufrimiento
en medio del calvario sintiendo
la crueldad y el silencio
que todo la esta matando.
Solo queda aceptar
tanto dolor y sufrimiento,
tanta traición en hondo silencio
Nada se puede cambiar
es hora de darse todos los permisos
de tomarse todos los tiempos
para poder actuar
para ser la mejor versión de uno mismo.
Permiso de perdonarnos
de mantenernos en la promesa de ser correctos,
de hilvanar las letras y ser palabra
de las promesas realizadas de amor
de las actitudes que nos diferencian
de la esencia de la existencia
de los sentimientos y emociones
de mi mente libre
y sentir la paz interna en mi corazón
y puede permitirse sonreír.
Al sentir el coraje, honra y dignidad
y todo aquello que tu no puedes encontrar.

Mané Castro Videla







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