sábado, 12 de noviembre de 2011

La segunda Ilusión ... Existe el Fracaso


La segunda ilusión es: EXISTE EL FRACASO


La idea de que la voluntad de Dios (suponiendo que Dios tuviera) pudiera no cumplirse se opone a todo lo que creías que sabías de Dios, en concreto, que Dios era todopoderoso, omnipresente, el Ser Supremo, el Creador. Sin embargo, es un concepto que has aceptado con entusias­mo.
Esto fue el origen de la sumamente improbable pero convincente ilu­sión de que Dios puede fracasar; que puede desear algo y no logrado; que puede anhelar algo y no recibido; que necesite algo y no lo tenga.
Resumiendo, la voluntad de Dios puede frustrarse.
Esta ilusión exigía grandes malabarismos de la imaginación, pues in­cluso las limitadas percepciones de la mente humana podían detectar la contradicción. No obstante, tu especie posee una rica imaginación y puede estirar la credibilidad con una facilidad asombrosa. No sólo ha imaginado a un Dios con necesidades, sino también un Dios que puede fracasar en la satisfacción de sus necesidades.
¿Cómo lo imaginó? Nuevamente mediante la proyección. \
Se pro­yectaron en su Dios.
Le atribuyeron a Dios una habilidad o característica derivada direc­tamente de su experiencia humana. Se dieron cuenta de que ustedes no podían obtener todas las cosas que creen necesitar para ser felices y deci­dieron declarar que lo mismo le sucede a Dios.
A partir de esta ilusión crearon una historia cultural en la que el re­sultado de la vida sería incierto.
Podría funcionar o no. Podría salir bien o no. Al final todo estaría bien... o no.
Al agregar a esta mezcla la duda de que Dios pueda o no satisfacer sus necesidades (suponiendo que tuviera alguna), produjeron su primer encuentro con el temor.
Antes de fabricar esta historia de un Dios que no siempre logra lo que desea, no sentían temor.
No había qué temer. Dios estaba al man­do, Dios era Todopoderoso, Todo Esplendor y Gloria, todo estaba bien en el mundo. ¿Qué podría salir mal?
Pero entonces surgió la idea de que Dios podría necesitar algo y no obtenerlo; podría desear que todos sus hijos regresaran al Cielo con Él, pero sus hijos mismos, con sus propias acciones, podrían impedirlo.
Sin embargo, también esta idea ponía en entredicho la credibilidad y, una vez más, la mente humana percibió la contradicción. '¿Cómo era posible que las creaciones de Dios frustraran al Creador si el Creador y las creaciones eran uno solo? ¿Cómo podía dudarse del resultado de la vida si Aquel que produce el resultado y Aquel que lo experimenta es el mismo ser?
Estaba claro que la segunda ilusión tenía un defecto. Esto debió ha­ber puesto en evidencia que a idea del fracaso era falsa, pero ustedes sa­bían, en un nivel muy profundo, que no podían abandonar la ilusión o algo muy importante llegaría a su fin.
También aquí tenían razón. Pero volvieron a cometer un error.
En lugar de identificar la ilusión como tal y usarla para el fin que pretendía, consideraron que debían corregir su defecto.
Al enmendar el defecto de la segunda ilusión crearon la tercera:
LA ILUSION DE SEPARACION


Comunión con Dios.
Neale Donald Walsch

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